ASMA BRONQUIAL: RECOMENDACIONES DIETÉTICAS, OBJETIVOS Y ENLACES DE INTERÉS PARA ENTREGAR A PACIENTES 

DEFINICIÓN Y GENERALIDADES

[NOTA PREVIA: El asma bronquial, además del tratamiento dietoterapéutico, debe ser tratada farmacológicamente. Estas recomendaciones solo tienen en cuenta los aspectos dietéticos de la enfermedad entre otros y no los farmacológicos. En este sentido, el paciente deberá consultar a su médico.]

El asma bronquial es una patología respiratoria caracterizada por la inflamación difusa crónica de las vías aéreas (bronquios) ocasionada por diferentes estímulos que desencadenan una broncoconstricción parcial, presentando episodios de disnea (falta de aire), sibilancias (pitos por respiración), tos y opresión en el pecho (1,2). 

Respecto a la prevalencia de la patología el asma afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo (3). Pese a que la prevalencia ha aumentado entorno a un 13 % a nivel global, la tasa de mortalidad ha disminuido un 60%. En España afecta al 10% de los niños en edad escolar y han aumentado también los casos en población adulta (4). 

El desarrollo de la patología es multifactorial y depende de las interacciones entre varios genes de susceptibilidad y factores medioambientales. Se han identificado más de 100 genes de susceptibilidad para el asma. Entre ellos se encuentran genes que codifican para la cadena beta del receptor IgE de gran afinidad, genes que codifican interleucinas, genes responsables de inmunidad innata y genes que participan en la inflamación celular (1). El epitelio indica la repuesta a sustancias inhaladas secretando citocinas cruciales para la activación del sistema inmunitario innato tipo 2. Una vez activada las células linfoides innatas secretan citocinas proinflamatorias tipo 2. El paciente puede presentar remodelación de vías respiratorias, un fenómeno que produce engrosamiento de la capa reticular de la membrana basal, fibrosis subepitelial, hipertrofia e hiperplasia de la musculatura lisa bronquial, proliferación y dilatación de los vasos, hiperplasia de las glándulas mucosas e hipersecreción de moco con pérdida progresiva de la función pulmonar. El origen de la mayoría de síntomas es el estrechamiento de la vía aérea final ocasionado por los cambios comentados (4). 

En cuanto a los factores de riesgo, debemos dividirlos en los asociados a la aparición de la patología y los asociados al desarrollo de síntomas. Los factores de riesgo asociados a la aparición de la patología son (4): 

  • Factores del huésped: atopia, menarquia temprana, obesidad, hiperrespuesta bronquial y rinitis. 
  • Factores perinatales: edad elevada de la madre, preeclampsia, prematuridad, cesárea, ictericia neonatal, lactancia, tabaquismo durante la gestación, dieta de la madre, dieta del lactante y función pulmonar del neonato. 
  • Factores ambientales: aeroalérgenos, alérgenos laborales, infecciones respiratorias, tabaquismo y contaminación ambiental. 
  • Fármacos: paracetamol, antiácidos, antibióticos y terapia hormonal sustitutiva. 

Los factores de riesgo asociados al desarrollo de síntomas son (4):

  • Factores ambientales: atmosféricos, domésticos, hongos y virus. 
  • Factores sistémicos: fármacos, alimentos, otros (veneno de himenópteros). 
  • Factores laborales: fármacos, anhídridos, diisocionatos, maderas, metales, sustancias de origen vegetal, polvos, harinas, alimentos, enzimas vegetales, gomas vegetales, hongos y esporas y enzimas animales.

Los principales signos y síntomas que presenta la patología dependen de la gravedad de la misma. En general, los pacientes con asma leve son asintomáticos si no sufren exacerbaciones. Una exacerbación es un “ataque de asma” en el cual las vías respiratorias se hinchan e inflaman, generando mucosidad y estrechándose. Durante la exacerbación, se presenta disnea, opresión torácica, sibilancias audibles y tos. Estos síntomas pueden seguir un ritmo circadiano (asma nocturna). Entre exacerbaciones puede haber sibilancias audibles suaves en reposo o tras la realización de actividad física (1). 

Para llevar a cabo el diagnóstico de la patología, en la anamnesis, se valora el inicio y tipo de sintomatología, la presencia de rinosinusitis crónica, rinitis, dermatitis e historia familiar de asma o atopia. Las diferentes pruebas diagnósticas que se llevan a cabo son la espirometría, la prueba de broncodilatación, el control de la fluctuación excesiva de la función pulmonar, la prueba de provocación bronquial inespecífica y la fracción exhalada de óxido nítrico. Es importante realizar un diagnóstico diferencial ya que en adultos de más de 40 años puede confundirse con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)(4).  

La mayoría de los tratamientos para el asma bronquial se administran de forma inhalada logrando un efecto local con menos efectos secundarios. Dentro de los fármacos encontramos dos tipos (5): 

  • Broncodilatadores: dilatan las vías aéreas y son de corta o larga acción. 
  • Glucocorticoides: disminuyen la inflamación de las vías aéreas. 

En base al tipo de tratamiento encontramos: 

  • Tratamiento de rescate: alivia la sintomatología de forma rápida mediante un broncodilatador de acción corta. 
  • Tratamiento de mantenimiento: permite el control de la enfermedad y previene la aparición de crisis. Se combinan glucocorticoides y broncodilatadores de acción larga. 

Otros tratamientos utilizados son antagonistas de receptores de leucotrienos, antihistamínicos e inmunoterapia con vacunas para las alergias (asma alérgica). 

OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO (4)

  • Prevenir las exacerbaciones y mortalidad.
  • Mantener una función pulmonar normal o casi normal. 
  • Evitar los efectos adversos del tratamiento farmacológico.

RECOMENDACIONES DIETÉTICAS Y OTROS CONSEJOS PRÁCTICOS (3,6,7,8, 9,10,11,12,13)


Algunos nutrientes presentes en nuestra alimentación pueden ser clave para el manejo del asma bronquial. Las principales recomendaciones para prevenir y tratar la patología son: 

  • Se recomienda realizar un aporte equilibrado y suficiente de proteínas, hidratos de carbono y grasas en base a las características del paciente evitando posibles deficiencias.
  • La ingesta diaria de frutas y verduras está asociada a la reducción del desarrollo del asma, aumentando el volumen espiratorio forzado en un segundo (FEV1) y disminuyendo las sibilancias. Además, la ingesta de frutas y verduras está asociada a una reducción de citocinas proinflamatorias, un aumento de los marcadores antiinflamatorios y una reducción de los neutrófilos de las vías respiratorias. Esto se debe a su contenido en antioxidantes como vitaminas C y E, betacaroteno y flavonoides.  Se recomienda comer cinco raciones al día de frutas y verduras. 
  • Diferentes estudios observaciones muestran una relación directa entre el bajo consumo de vitamina A en adultos y niños y la prevalencia de la patología. Pese a que no hay una relación directa confirmada se recomienda asegurar el aporte dietético de la IDR de vitamina A. Algunos de los alimentos con mayor contenido en vitamina A son (µg cada 100 g): aceite de hígado de bacalao, 20000; hígado de vaca, buey, 10250; hígado de cerdo, 6495; guindilla, pimentón, 6100; eneldo, 5543; zanahoria, 1346; anguila, 1200; angula, grelo, foie gras, 1000; mantequilla, margarina, 730, boniato, 666; yema de huevo, 590; huevo de pato, 540; cebollino, congrio, 500.
  • Debido a la función inmunoestimulante de la vitamina C para la prevención de enfermedades infecciosas respiratorias se recomienda asegurar el aporte dietético de la IDR de vitamina C.  Algunos de los alimentos con mayor contenido en vitamina C son (mg cada 100 g): guayaba, 273; chile, 225; perejil, 190; grosella, 160; pimiento rojo, 152; guindilla, 143; col de bruselas, 110;  fresa, kiwi,  60; naranja, 50; mandarina, 35; soja, 30. 
  • En pacientes asmáticas embarazadas que llevan a cabo un aporte suficiente de vitamina E se ha observado una reducción del riesgo de sibilancias de los descendientes durante los 2 primeros años de edad, por lo que se recomienda asegurar el aporte dietético de la IDR de vitamina E. A. Algunos de los alimentos con mayor contenido en vitamina E son (mg cada 100 g): aceite de germen de trigo, 215; aceite de girasol, 56; pipa de girasol, 38; almendra, avellana, 26; aceite de palma, germen de trigo, 21; aceite de oliva virgen extra, 18, aceite de lino, 17, piñón, 14; chufa, 10.
  • Diferentes estudios confirman una relación directa entre la ingesta de suplementos de selenio y la mejora de la calidad de vida de los pacientes con asma. Pese a que hace falta realizar un numero mayor de ensayos clínicos al respecto se recomienda asegurar el aporte dietético de la IDR de selenio. Algunos de los alimentos con mayor contenido en selenio son (µg cada 100 g): bacalao ahumado, 148; riñón de ternera y cordero, 93; nuez de brasil, 90; atún, 82; salvado de trigo, 77; sepia, 65; ostra, 63; mejillón, 57; mero, 56; hígado de pollo, 55; pipa de girasol, 49; pez espada, 48.  
  • Se han observado niveles de zinc en suero bajos en niños asmáticos y existe relación entre los niveles de zinc en el cordón umbilical y la aparición de sintomatología asmática. Por lo tanto, en niños, se recomienda asegurar la IDR de zinc para evitar el desarrollo de la sintomatología. Algunos de los alimentos con mayor contenido en zinc son (mg cada 100 g): ostra, 59; germen de trigo, 17; pipa de calabaza, salvado de trigo, 8; hígado de cerdo, piñón, 7; pipas de girasol, queso parmesano, sésamo, pasta de sésamo o “tahini”, pipa de girasol, anacardo, altramuz, 5. 
  • Una disbiosis de la microbiota respiratoria e intestinal contribuye a la patogéneiss y gravedad del asma en adultos. Pese a que se deben realizar más investigaciones al respecto se recomienda el aporte de probióticos en la dieta. Los principales alimentos que contienen probióticos son: yogur natural, chucrut, miso, soja fermentada, kimchi, kéfir, encurtidos y tempeh. 
  • La ingesta de fibra dietética está asociada a una mejoría en la función pulmonar. Pese a que no hay evidencia suficiente que asocie la ingesta de fibra con el asma, se recomienda cubrir la IDR de la misma debido a sus efectos beneficiosos sobre la función pulmonar. 
  • La obesidad puede agravar los síntomas del asma. Se ha observado que la disminución del peso corporal reduce la sintomatología y mejora la función pulmonar ocasionando una reducción del uso de fármacos antiasmáticos. Por lo tanto es necesario que en el control de pacientes asmáticos obesos se realice un plan dietético que suponga un déficit calórico con el objetivo de reducir el porcentaje graso del paciente. 
  • Respecto a los patrones dietéticos, la dieta mediterránea y vegana, que enfatizan el consumo de frutas, verduras, cereales y legumbres y a su vez reducen o eliminan el consumo de productos de origen animal podrían reducir el riesgo de desarrollo y exacerbaciónes del asma.

ENLACES DE INTERÉS 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Manual MSD versión para profesionales [Internet]. [citado 19 de diciembre de 2023]. Asma – Trastornos pulmonares. Disponible en: https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/trastornos-pulmonares/asma-y-trastornos-relacionados/asma
  2. https://www.cun.es [Internet]. [citado 19 de diciembre de 2023]. Asma bronquial. Síntomas y tratamiento. Asma. Clínica Universidad de Navarra. Disponible en: https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/asma-bronquial
  3. Hufnagl K, Pali-Schöll I, Roth-Walter F, Jensen-Jarolim E. Dysbiosis of the gut and lung microbiome has a role in asthma. Semin Immunopathol. febrero de 2020;42(1):75-93.
  4. Guía Española para el Manejo del Asma “GEMA 5.1”. Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. 2021. 
  5. Clínic Barcelona [Internet]. [citado 22 de diciembre de 2023]. Tratamiento del Asma | PortalCLÍNIC. Disponible en: https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/asma/tratamiento
  6. Barranco P, Delgado J, Gallego LT, Bobolea I, Pedrosa Ma, García de Lorenzo A, et al. Asma, obesidad y dieta. Nutrición Hospitalaria. febrero de 2012;27(1):138-45.
  7. Rodríguez-Rodríguez E, Rodríguez-Rodríguez P, González-Rodríguez LG, López-Sobaler AM. Influencia del estado nutricional sobre el padecimiento de asma en la población. Nutrición Hospitalaria. 2016;33:63-7.
  8. Alwarith J, Kahleova H, Crosby L, Brooks A, Brandon L, Levin SM, et al. The role of nutrition in asthma prevention and treatment. Nutrition Reviews. 1 de noviembre de 2020;78(11):928-38.
  1. Río Navarro BE del, Sienra Monge JJL. Relación de la obesidad con el asma y la función pulmonar. Boletín médico del Hospital Infantil de México. junio de 2011;68(3):171-83.
  2. Garcia-Larsen V, Del Giacco SR, Moreira A, Bonini M, Charles D, Reeves T, et al. Asthma and dietary intake: an overview of systematic reviews. Allergy. abril de 2016;71(4):433-42.
  3. Sdona E, Georgakou AV, Ekström S, Bergström A. Dietary Fibre Intake in Relation to Asthma, Rhinitis and Lung Function Impairment—A Systematic Review of Observational Studies. Nutrients. 14 de octubre de 2021;13(10):3594.
  4. Remón Love A, Díaz Molina C, Farouk Allam M. Suplementos de selenio para el asma: revisión sistemática de ensayos clínicos. Med Gen Fam. 2018;7(6):245-51.
  5. Base de Datos BEDCA [Internet]. [citado 22 de diciembre de 2023]. Disponible en: https://www.bedca.net/bdpub/
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