INTOLERANCIA A LA LACTOSA: RECOMENDACIONES DIETÉTICAS, OBJETIVOS Y ENLACES DE INTERÉS PARA ENTREGAR A PACIENTES.

DEFINICIÓN Y GENERALIDADES

La intolerancia a la lactosa es una enfermedad consistente en la imposibilidad de digerir la lactosa, un disacárido compuesto por glucosa más galactosa.

Esta dificultad viene dada por la carencia de una enzima intestinal llamada lactasa, que facilita la descomposición de la lactosa en sus dos monosacáridos (glucosa y galactosa) para que puedan ser absorbidos.

La lactosa es un tipo de hidrato de carbono presente en lácteos y sus derivados, además de también en alimentos procesados, ya que es utilizado como conservante (1).

Por lo tanto, los pacientes con esta enfermedad consumen menos calcio y están en mayor riesgo de presentar fracturas y osteoporosis a largo plazo (2) ya que el calcio es necesario para el normal crecimiento y desarrollo de los huesos y para mantener una adecuada densidad y masa ósea. En estos pacientes se precisa consumir suplementos o alimentos ricos en calcio como sardinas enlatadas, lácteos y sus derivados sin lactosa, bebidas vegetales enriquecidas en calcio, etcétera, además de exponerse al sol para favorecer la síntesis de vitamina D.

Es importante diferenciar entre malabsorción e intolerancia a la lactosa: la malabsorción de la lactosa se relaciona con una producción insuficiente de lactasa o hipolactasia, mientras que  la intolerancia a la lactosa se refiere a la aparición de síntomas originados por su malabsorción. Es decir, el término malabsorción de lactosa se traduce en digestión y absorción insuficiente de lactosa, mientras que la intolerancia a la lactosa se manifiesta con síntomas del tipo de diarrea, náuseas, meteorismo, distensión abdominal, etcétera (1,3).

La producción insuficiente de lactasa (hipolactasia) puede aparecer en tres situaciones distintas. Por un lado existe el déficit primario congénito de lactasa, en el que de una forma heredada existe la ausencia absoluta de lactasa desde los primeros días de vida. Por otro lado, existe el déficit secundario de lactasa que ocurre cuando a consecuencia de una enfermedad intestinal se pierde temporalmente la capacidad de producir lactasa. Sin embargo, la causa más frecuente es el déficit primario adquirido de lactasa, en el que la lactasa se expresa correctamente desde el nacimiento, pero a partir de la infancia se produce una disminución de la actividad de la lactasa. El déficit primario adquirido de lactasa es muy frecuente (uno de cada tres adultos). En estos casos, la pérdida de la capacidad de producir lactasa intestinal justifica la aparición de síntomas de intolerancia con la toma de leche o lácteos (3).

El nivel de tolerancia individual a la lactosa es muy variable (5), es decir, que el grado de sensibilidad varía interindividualmente, y en consecuencia, el plan dietético debe ser totalmente personalizado (6).

Según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) existen diversos grados de intolerancia a la lactosa, con gran variación de tolerabilidad interindividual. Algunas personas pueden tolerar ingestas (en dosis única) de hasta 12 g. de lactosa sin síntomas (3). Son personas tolerantes o de baja sensibilidad a la lactosa. Las personas menos tolerantes a estos niveles de lactosa podrían ser consideradas como personas con elevada sensibilidad a la lactosa.

Como consecuencia de esta variabilidad respecto a la sensibilidad de la lactosa, en la actualidad se recomienda la reducción de la ingesta de lactosa, más que una dieta restrictiva (7).

Por lo tanto, en aquellos pacientes con una elevada sensibilidad a la lactosa se podría reducir o eliminar la ingesta de aquellos alimentos más ricos en lactosa como son los lácteos,  y en menor medida, sus derivados (a pesar que su concentración en lactosa es menor debido a las fermentaciones de microorganismos). O bien, el simple intercambio de estos alimentos por sus homólogos sin lactosa, sería suficiente.

Y por otra parte, en pacientes con baja sensibilidad a la lactosa, la reducción (no eliminación) en la ingesta de aquellos alimentos ricos en lactosa podría ser suficiente.

El grado de alivio en pacientes con esta enfermedad está relacionado con el nivel de actividad de la lactasa y la cantidad de lactosa ingerida (7).

Existen otras opciones (7) para prevenir la clínica de esta enfermedad más allá de la práctica dietética. Por ejemplo, una estrategia sería el uso de suplementos con lactasa como adyuvantes a la dieta sin lactosa, ya que pueden mejorar la digestión y reducir la sintomatología. Son enzimas sustitutivas que contienen B-galactosidasas de origen bacteriano o fúngico. No debe sustituirse por la dieta sin lactosa y se recomienda su uso ocasional antes de ingerir alimentos con lactosa.

Otra estrategia sería el uso de probióticos que alteran la flora intestinal y podrían ser beneficiosos para mejorar los síntomas de intolerancia, sin actuar sobre la malabsorción. No obstante, los estudios disponibles tienen limitaciones y no se puede generalizar esta recomendación (8,9). También se puede inducir tolerancia, mediante repetidas dosis de lactosa para provocar un aumento de bacterias fermentadoras de lactosa y poco productoras de hidrógeno, como las bifidobacterias. Sin embargo, los estudios realizados tampoco evidencian que sea una estrategia efectiva (10,11).

  

OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO

  • Reducción de la ingesta de lactosa hasta cantidades que no provoquen síntomas (1).
  • Mantener o conseguir un adecuado estado nutricional con un apropiado aporte de calcio y proteínas lácteas (4).
  • Asegurar un correcto crecimiento y desarrollo óseo en el caso de presentarse en niños y adolescentes (4).
  • Establecer un nivel de tolerancia individual en cuanto a la ingestión de alimentos con lactosa (12).

 

 

RECOMENDACIONES DIETÉTICAS  Y OTROS CONSEJOS PRÁCTICOS (4, 7, 13)

  • Realizar una alimentación equilibrada y saludable.
  • Sustituir la leche por leche sin lactosa, leche tratada con lactasa, bebida de soja, almendra, avena, arroz, maní (no todas estas leches tienen el mismo contenido de calcio y vitamina D por lo que es deseable escoger aquellas que estén enriquecidas en estos nutriente) o probar tolerancia con menor cantidad de leche normal (la leche entera será mejor tolerada que la semi y desnatada) o yogures. La lactosa se suele tolerar mejor si se acompaña de otro alimento que si se toma sola.
  • Leer cuidadosamente las etiquetas de los alimentos envasados, pues la lactosa también está presente cuando en el etiquetado contiene las palabras: lactosuero, suero, sólidos de leche, ingredientes modificadores de leche. Es un aditivo utilizado en la industria alimentaria para hacer salchichas, patés, cereales de desayuno, frutas secas, comidas precocinadas, sustitutos de comidas (barritas, sobres), suplementos de proteínas, etcétera.
  • Algunos medicamentos y suplementos vitamínicos pueden contener lactosa como excipiente, por tanto se ha de leer atentamente su composición.
  • Muchas personas toleran bien las leches fermentadas, ciertos tipos de quesos y los yogures.
  • Asegurar la ingesta diaria de al menos tres raciones de alimentos ricos en calcio: leche sin lactosa, yogur o queso (según tolerancia).
  • En las farmacias y supermercados se puede encontrar leche y preparados lácteos sin lactosa o con poca lactosa.
  • Es posible ingerir “lactasa” de venta en farmacias cuando se consume alimentos que contienen lactosa. Mejorará su tolerancia.
  • Tal y como se ha hecho alusión al inicio de este documento, los pacientes con intolerancia a lactosa consumen menos calcio y están en mayor riesgo de presentar fracturas y osteoporosis. Por ello, se facilita un listado de alimentos para llevar a cabo una dieta rica en calcio. Ni que decir tiene, que los alimentos de este listado que deban evitarse no deben consumirse, independientemente de su elevado contenido en calcio: espinacas, col rizada, cebolla, berro, cardo, acelga, grelos, brócoli; leche de vaca (entera, semidesnatada, desnatada), leche de vaca en polvo, leche condensada; queso parmesano, fresco, manchego (curado, semicurado, fresco), de bola, roquefort, emmental, gallego, gruyere, cheddar, bleu, cabrales; yogures (desnatados, enteros), helados, petit suisse; lenguado, besugo, salmón, sardinas (frescas, en salsa de tomate, en aceite), boquerones con espinas, berberechos al natural, mejillones, gambas y camarones, vieira, percebes, pulpo, ostras, langostinos, almejas, chirlas; huevos (yema), galletas maría, galletas con chocolate, chocolate con leche, todos los frutos secos (excepto las castañas e higos secos).

 

ALIMENTOS NO ACONSEJADOS:

  • Contenido ALTO de lactosa: más de 5 g/100 g de fracción comestible de producto (a evitar): leche (entera, descremada, semidescremada, acidófila dulce, chocolate), leche en polvo, leche condensada, nata, salsa bechamel, requesón cremoso o bajo en grasa, queso de untar (el contenido en lactosa es superior al del queso curado y al del queso procesado, debido a que se le añade suero en polvo y sólidos lácteos desecados),
  • Alimentos y productos procesados por la industria alimentaria que deben limitarse en función de la tolerancia individual (pueden contener lactosa): purés y sopas, pan, pasteles, fiambres, embutidos, pasteles y frituras de carne, huevos guisados con leche, sucedáneos de huevos y batidos, flanes, purés de patatas, crema o puré, bollería, donuts, crépes, bollos, bizcochos, galletas, tostadas, precocinados, cereales enriquecidos, aderezo de ensaladas y mayonesas, sorbetes, tartas, yogures, batidos, ponches, malteados, chocolate con leche, rebozados, sucedáneos de chocolate, sopas instantáneas, bebidas alcohólicas destiladas o fermentadas.

 

ALIMENTOS ACONSEJADOS O PERMITIDOS:

  • Contenido BAJO de lactosa: 0-2 g/100 g de fracción comestible de producto (consumo moderado): margarina, mantequilla, queso azul, emmental, gruyere, manchego, requesón, leche tratada con lactasa (aconsejado).
  • Contenido MEDIO de lactosa: 2-5 g/100 g de fracción comestible de producto (consumo en pequeñas cantidades): queso blanco desnatado, camembert, parmesano, en porciones, petit suisse, natillas y flan.
  • Frutas, verduras, legumbres, carnes, pescados, aves, huevos, vísceras frescas, cereales y derivados (pan y bollos sin leche), cremas y postres elaborados sin leche, sólidos lácteos desecados o suero, bebidas vegetales, azúcar, miel, mermelada, gelatina edulcorantes, café, té, cacao, leche y derivados lácteos sin lactosa.

 

ENLACES DE INTERÉS

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Intolerancia a la lactosa [Internet]. [cited 2022 Feb 19]. Available from: https://www.saludigestivo.es/enfermedades-digestivas-y-sintomas/intolerancia-la-lactosa/
  2. Nicklas TA, Qu H, Hughes SO, He M, Wagner SE, Foushee HR, et al. Selfperceived lactose intolerance results in lower intakes of calcium and dairy foods and is associated with hypertension and diabetes in adults. Am J Clin Nutr. 2011; 94:191-198.
  3. Infografia_Intolerancia_Lactosa.pdf [Internet]. [cited 2022 Feb 19]. Available from: https://sepd.es/storage/file/Infografia_Intolerancia_Lactosa.pdf
  4. Satellite.pdf [Internet]. Recomendaciones dietético nutricionales. Servicio madrileño de Salud.[cited 2018 Apr 1]. Available from: http://www.madrid.org/cs/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Content-disposition&blobheadername2=cadena&blobheadervalue1=filename%3DRecomendaciones+dietetico+nutricionales.pdf&blobhead
  5. Requejo AM, Ortega RM. Nutrición y enfermedades del aparato digestivo. Nutriguía. Madrid: Complutense editorial; 2009. p. 94-104.
  6. Maher AK. Otras dietas modificadas. Manual de dietas simplificado. Zaragoza: ed. Acribia; 2008. p. 117 – 143.
  7. RAPD Online | SAPD | Sociedad Andaluza de Patología Digestiva [Internet]. [cited 2022 Feb 19]. Available from: https://www.sapd.es/revista/2019/42/5
  8. Saltzman JR, Russell RM, Golner B, Barakat S, Dallal GE, Goldin BR. A randomized trial of Lactobacillus acidophilus BG2FO4 to treat lactose intolerance. Am J Clin Nutr. 1999;69:140-146
  9. Yesovitch R, Cohen A, Szilagyi A. Failure to improve parameters of lactose maldigestion using the multiprobiotic product VSL3 in lactose maldigesters: a pilot study. Can J Gastroenterol. 2004; 18:83-86.
  10. De Vrese M, Laue C, Offick B, Soeth B, Repenning F, Thob A, et al. A combination of acid lactase from Aspergillus oryzae and yogurt bacteria improves lactose digestion in lactose maldigesters synergistically: A randomized, controlled, double-blind cross-over trial. Clin Nutr. 2015; 34:394- 399.
  11. Hertzler SR, Huynh BC, Savaiano DA. How much lactose is low lactose? J Am Diet Assoc. 1996; 96: 243-246.
  12. Requejo AM, Ortega RM. Sección VII: Recomendaciones dietéticas específicas. Nutriguía. Madrid: Complutense editorial; 2009. p. 543-602.
  13. Recomendaciones nutricionales para pacientes con intolerancia a la lactosa.pdf. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Unidad de Nutrición Clinica y Dietética [Internet]. [cited 2022 Feb 19]. Available from: https://www.comunidad.madrid/hospital/gregoriomaranon/file/2826/download?token=gpKdoEsm
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